El estrés financiero es un factor invisible que obstaculiza la productividad de tus empleados. Muchas investigaciones muestran que empleados felices y sin estrés son más productivos. Lo mejor para el empleador es cultivar una atmósfera de trabajo positiva, pero estos esfuerzos se desperdician si los empleados están lidiando con problemas personales graves en el hogar.
Todo empleador debe trazar la delicada línea entre mantener una distancia profesional adecuada y asumir la responsabilidad del bienestar de sus empleados, incluso fuera de la oficina. Los problemas de dinero son una de las fuentes de estrés más poderosas que existen.
Muchos empleadores nos sugieren que “inmiscuirse” en la vida financiera de sus empleados no les corresponde. Sin embargo, la pregunta que nos deberíamos hacer, es ¿cuál es la frontera que separa la intimidad del legítimo deseo de apoyo que un empleado requiere? Este fenómeno, es aún muy visible en el poder de negociación que puede ser gatillado desde un colectivo organizacional versus el limitado poder individual de un trabajador; más aún, si este cuenta con una baja inclusión en el mercado financiero formal.
En economías desarrolladas el liderazgo con empatía, eliminar estigmas, así como entender que las organizaciones se enferman cuando sus miembros se enferman, forman parte de la propuesta de valor esencial de muchas compañías. Y esta realidad, nos obliga a repensar una mirada obsoleta y separatista - como lo es particularizar a un empleado desde “sus” problemas, y de alguna forma, aislarlo de la organización; el llamado, es a mirar su problemática como parte de nuestra interconexión y propósito corporativo; tal como lo haríamos en el seno de nuestro hogar si alguno de nuestros miembros lo está pasando mal.
Asegurar y fortalecer la salud financiera de los empleados es una oportunidad valiosa, y a menudo pasada por alto, para fomentar el bienestar general de los empleados. Los programas de bienestar financiero deben constituir una parte fundamental de cualquier esfuerzo para ayudar a los empleados a alcanzar su máximo potencial.
Si alguno de nuestros empleados está preocupado por su capacidad para acceder a un buen plan de salud, sobreendeudamiento, o el cuidado de sus hijos, no le impresionarán demasiado las galletas orgánicas ilimitadas. Estos beneficios son como la guinda de un pastel; deben surgir después de que los empleadores establezcan una base para abordar las necesidades más serias de los empleados.
El dinero importa.
El dinero es una causa universal y omnipresente de estrés. Cuando las personas están lidiando con deudas, es mucho más probable que reporten problemas de salud ; además de mostrar irritabilidad, enojo, fatiga e insomnio.
Muchas investigaciones[1] han identificado un vínculo entre el estrés financiero y los días de trabajo perdidos. Los trabajadores con estrés financiero tienden a pasar más tiempo en el trabajo manejando sus finanzas personales, lo que impacta en la calidad de tareas y objetivos organizacionales.
Si la salud financiera está íntimamente relacionada con la salud física y mental y la productividad, ¿por qué los empleadores no toman un papel más activo en su promoción? Varios empleadores ya asumen la responsabilidad de las finanzas de sus empleados mediante el pago de su salario y programas de ahorro para la jubilación. Ayudarlos a administrar ese dinero de manera efectiva es el siguiente paso lógico.
El primer paso debe ser evaluar y definir el bienestar financiero de cada empleado (Test de Bienestar Financiero), lo que permite ajusta el programa para diferentes segmentos respecto de esta problemática. Los cursos y talleres de educación financiera que enseñan temas como presupuesto básico, asesoramiento crediticio y ahorro para la jubilación también son imperativos.
Estos deben estar dirigidos a segmentos específicos; tanto desde una perspectiva etárea como financiera, y se debe tener en cuenta el ciclo de vida de los empleados.
Un programa de bienestar financiero integrado, va más allá de la educación, al ofrecer acceso a planificación financiera, asesoría, habilitar operaciones de portabilidad financiera, y juegos (gamificación) que promuevan la generación de hábitos positivos.
La salud financiera está indisolublemente ligada a la salud física y mental, y los programas más efectivos están integrados en una estrategia de bienestar integral.
[1] Salary finance; citado en cifras en video de nuestro Programa de Bienestar Financiero para Empleados.
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